Por: Guillermo Salas Razo
El presente ciclo de lluvias es mucho más que un evento climático; es un catalizador para el desarrollo sostenible de Michoacán.
Al reconocer y actuar sobre esta sinergia como una oportunidad, no solo nos asegura un liderazgo en la producción agrícola y ganadera del país, sino que también construye un futuro más próspero y resiliente para nuestros agricultores y ganaderos.
Por eso, considero que es el momento de transformar esta oportunidad en un motor de cambio duradero.
La bonanza hídrica revitaliza nuestra agricultura y ganadería tradicional o extensiva, pues esta depende directamente de las lluvias, que nutren pastos y forrajes. Al mismo tiempo, nuestra actividad agropecuaria comercial o intensiva, que utiliza tecnología de punta, mantiene una producción constante, asegurando alimento para el ganado y riego para los cultivos sin importar las condiciones climáticas.
La sinergia entre ambas es evidente: la producción extensiva complementa la oferta de la intensiva, diversificando el portafolio de productos michoacanos y mitigando riesgos asociados a la variabilidad del clima.
Esta combinación de modos de producción no solo está aumentando el volumen total de la producción agrícola y el hato ganadero, sino que también está generando una mayor demanda de empleo en las zonas rurales, fortaleciendo el tejido social y económico del estado.
Esta oportunidad estratégica debería ser la impulsora del salto al valor agregado, ya que el aumento en la producción es solo un primer paso para ello. El verdadero potencial radica en las oportunidades estratégicas que se abren para el desarrollo de la cadena de valor.
Esto nos debe llevar a actuar en la tecnificación y optimización hídrica, pues la abundancia actual nos está demostrando su imperiosa necesidad. En Michoacán, debemos invertir en sistemas de riego eficientes y tecnologías de monitoreo de suelo que aseguren la resiliencia ante futuros ciclos de sequía. Hay que transformar este regalo de la naturaleza en una garantía de prosperidad.
Además, la sobreproducción agrícola y la capacidad ganadera son una oportunidad para invertir en la industrialización y valor agregado. En lugar de exportar únicamente materias primas como aguacate, deberíamos procesarlo en aceite. En el sector ganadero, podemos ir más allá de la venta de leche fresca e invertir en la producción de quesos artesanales y otros lácteos. Esto no solo incrementaría la utilidad de nuestra actividad agropecuaria, sino que también crearía nuevos empleos especializados.
Es un momento propicio para que los emprendedores del sector agroindustrial de Michoacán consideren cómo su proyecto puede escalar.
Finalmente, con una mayor oferta, es imperativo fortalecer la infraestructura logística para asegurar que los productos, ya sean agrícolas o cárnicos, lleguen de manera eficiente a los mercados nacionales e internacionales. Esto incluye la modernización de carreteras, la mejora de los puertos y la inversión en tecnologías de cadena de frío que aseguren la calidad y frescura de nuestros productos.
Este ciclo de lluvias es una gran oportunidad para que Michoacán, a través de la sinergia entre sus sectores agrícola y ganadero, establezca un futuro de prosperidad y resiliencia, #Palabra_de_Nicolaíta.

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