Historias de superación y ejemplo de vida, pese a las adversidades, se encuentran en los lugares menos imaginados. Estas historias nos muestran que ni un mal de nacimiento ni las condiciones precarias son impedimentos para salir adelante.
Abraham, un joven de 24 años con discapacidad motora que limita su comunicación y desarrollo de manera convencional, ha logrado crear algo extraordinario: un cine en la Tenencia de Tacícuaro, convirtiéndose en el primero de su tipo en la zona.
Este espacio acerca el arte y el entretenimiento a familias de escasos recursos, demostrando que los sueños pueden hacerse realidad con esfuerzo y perseverancia.
Fue a los 21 años cuando Abraham compartió con su madre, Magdalena, su anhelo de crear un cine, inspirado por su gusto por el séptimo arte. Aunque al principio enfrentó la negativa de su familia, poco a poco logró convencerlos y dar vida a su proyecto.
Un sueño que se materializó
Con el apoyo de distintas personas e instituciones, el cine comenzó a tomar forma. La proyectora y una laptop fueron donadas por el gobierno estatal. Las sillas llegaron gracias a una organización civil, y la máquina de palomitas fue aportada por el gobierno municipal.
En 2024, después de una pausa causada por la pandemia, el cine retomó sus actividades en octubre. Abraham, con el apoyo constante de su madre, ofrece funciones los fines de semana que se han vuelto un espacio de convivencia y disfrute para la comunidad.
El cine cuenta con una pantalla de 5 x 4 metros, lo que garantiza una experiencia visual de gran calidad. Las funciones, organizadas en tres horarios —de 4 a 6, de 6 a 8 y de 8 a 10 de la noche— incluyen estrenos. Los boletos tienen precios accesibles: 20 pesos para adultos y 15 para jóvenes.
Además, Abraham vende palomitas, botanas y otros alimentos para complementar la experiencia. Aunque la afluencia es baja, Abraham no pierde la esperanza de ver lleno este espacio que tiene capacidad para 50 personas.
Pasión por el cine
Abraham disfruta mucho de las películas, especialmente aquellas de acción y títulos como Coco.
Aunque enfrenta grandes desafíos, su esfuerzo ha dado frutos, y hoy celebra que su cine se haya convertido en un punto de reunión para la comunidad.
Magdalena, su madre, expresa con orgullo al ver el talento artístico de su hijo, quien pinta con la nariz, y también ha transformado un sueño en una realidad, y cómo este espacio inspira a otros a superar las adversidades.
En la Tenencia de Tacícuaro, este cine no solo proyecta películas, sino que refleja una historia de lucha, pasión y esperanza de un joven que persiguió su sueño de tener un cine, que además pese a sus limitaciones físicas opera desde la computadora y el proyector tan solo con su nariz.