Por: Guillermo Salas Razo
En el corazón de la Tierra Caliente de Michoacán, donde el limón mexicano es sinónimo de identidad y subsistencia, se está gestando un proyecto que trasciende la producción agrícola para convertirse en un modelo integral de desarrollo económico, comunitario y sostenible.
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en colaboración con el sector productivo (Grupo Citrimex) y el Gobiernos Federal (Secretaría de Economía Michoacán), pondremos en marcha una iniciativa basada en la Triple Hélice, donde cada actor desempeña un papel estratégico para garantizar no solo la competitividad del Limón Mexicano ante los aranceles de Estados Unidos, sino también un desarrollo regional inclusivo, seguro y sostenible.
El proyecto parte de una premisa clave: la industrialización local con valor agregado.
Mientras los productores de Apatzingán enfrentan la volatilidad de los precios internacionales y las barreras comerciales y problemas de otra índole, la UMSNH actuará como eje científico y técnico, en el desarrollo de tecnologías para la extracción de aceites esenciales, pectinas y otros derivados del limón que hoy México importa, a la vez que estará generando procesos de transformación del producto para nuevas industrias.
Pero la participación de la UMSNH pretende ir más allá: proponiendo la implementación de un sistema de certificación dual, avalando tanto la calidad agroindustrial como el cumplimiento de un modelo de economía circular y solidaria, denominado «Círculo Verde», que garantice que los procesos de transformación sean ambientalmente responsables y socialmente justos, reintegrando los residuos a la cadena productiva y asegurando que las ganancias beneficien directamente a las comunidades.
Por su parte, el sector empresarial, liderado por Citrimex, asumirá el compromiso de invertir en infraestructura de procesamiento local, reduciendo así la dependencia de intermediarios y mercados externos. Esta apuesta no solo fortalece la cadena de valor, sino que también genera empleos mejor remunerados y fomenta la innovación colaborativa entre productores, técnicos e investigadores.
Mientras tanto, la Secretaría de Economía Federal en Michoacán desempeñará un rol imprescindible; el de facilitador del modelo de desarrollo, gestionando apoyos financieros, simplificando normativas y promoviendo acuerdos comerciales que prioricen productos con el sello «Hecho en México», tanto en el mercado interno como en nuevos destinos de exportación.
El impacto de este modelo va más allá de lo económico: al asegurar que la riqueza generada se quede en la región, se fortalece el tejido social y se reduce la vulnerabilidad ante fenómenos como la inseguridad y la migración. Además, al incorporar prácticas de economía circular, se mitiga el daño ambiental, un factor crítico para Michoacán, estado que ya enfrenta los efectos del cambio climático.
Con este proyecto vamos a demostrar que, cuando la Academia aporta conocimiento aplicado, la Industria asume su responsabilidad social y el Gobierno actúa como articulador, es posible construir el entorno de confianza y seguridad que México necesita urgentemente.
El limón de Apatzingán podría ser solo el inicio: si este esquema se replica en otros sectores y regiones, el «Círculo Verde» podría convertirse en un estándar dual del modelo económico nacional impulsado por Gobierno Federal a través de la marca oficial “Hecho en México” que reconoce el valor y la calidad de nuestros productos; donde el crecimiento no solo se mida en toneladas exportadas, sino en desarrollo comunitario, sostenibilidad y soberanía productiva.
Datos de organismos globales respaldados por métricas concretas de impacto, confirman que el modelo de Triple Hélice es un detonante probado de desarrollo económico a nivel global. Su efectividad no es teoría: son resultados medibles y replicables que hoy Michoacán debe aplicar con visión estratégica; #Palabra_de_Nicolaita.