Por: Guillermo Salas Razo

El reciente anuncio del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas marca un hito en las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, y plantea un desafío inmediato y directo para la economía mexicana.

Este escenario exige una respuesta rápida y coordinada, en la que las Universidades Públicas jueguen un papel crucial.

La situación no permite esperar: las Universidades debemos movilizarnos de manera inmediata para crear estrategias que no solo permitan analizar la crisis, sino también desarrollar soluciones concretas que fortalezcan la competitividad de México y protejan a los sectores más vulnerables.

Ante la urgencia de la situación, la Universidad pública en México debe dejar de lado enfoques exclusivamente académicos y pasar a una estrategia de acción concreta.

La investigación aplicada es una herramienta poderosa para generar soluciones inmediatas, especialmente en sectores clave para la economía nacional; con ella, podemos colaborar activamente con el sector productivo y empresarial para generar respuestas rápidas y efectivas que mitiguen los efectos adversos de los aranceles.

La Universidad debemos crear equipos multidisciplinarios para trabajar directamente con empresas mexicanas en la optimización de sus procesos productivos, haciéndolos más eficientes y competitivos en el mercado global; esto incluiría el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan la diversificación de productos, o la mejora de los existentes, con la finalidad de sustituir productos importados por productos nacionales, creando así un mercado interno robusto.

Nuestros Institutos de Investigación en las Universidades deberán enfocarse en soluciones tecnológicas que permitan a las industrias mexicanas adaptarse rápidamente a las nuevas reglas comerciales. Es crucial que los investigadores trabajen codo a codo con el sector empresarial, para asegurar que las soluciones sean factibles y alineadas con las necesidades inmediatas del mercado.

Necesitamos implementar inmediatamente programas de innovación abierta, y esto podemos hacerlo a través de concursos de innovación y programas de investigación aplicados en tiempo real, con ello podemos ayudar a las empresas a encontrar soluciones a problemas concretos causados ​​por los aranceles. Estos programas deben ser ágiles y prácticos, buscando resultados que puedan implementarse en el corto plazo.

También debemos impulsar alianzas estratégicas con el Sector Productivo y Empresarial para enfrentar de manera conjunta este desafío económico.

La colaboración debe ser inmediata, eficaz y orientada a resultados, y deben estar basadas en la creación de valor mutuo, donde tanto las Universidades como las Empresas se benefician del conocimiento y la innovación conjunta.

Las Universidades deben crear clústeres de innovación que conecten a académicos, estudiantes y empresas. Estos clústeres pueden funcionar como laboratorios de ideas, donde se desarrollan soluciones a los problemas comerciales derivados de los aranceles.

Como Universidad debemos jugar un papel de facilitador, convocando a las empresas y ofreciendo nuestras capacidades de investigación para abordar retos comunes.

También debemos establecer mecanismos rápidos y eficientes para transferir el conocimiento generado en las aulas y laboratorios hacia las empresas que lo necesiten. Esto puede incluir la creación de spin-offs o startups universitarias, o la adopción de modelos de negocios que permitan a las universidades patentar y licenciar tecnologías directamente a las industrias.

Y qué decir del apoyo a las pequeñas y medianas empresas (PYMES), pues estas podrían ser de las más afectadas por los aranceles. Por ello, debemos desarrollar programas de asesoría y capacitación dirigidos específicamente a este sector, creando redes de apoyo empresarial que les ayuden a explorar nuevos mercados y mejorar su competitividad a nivel local e internacional.

Además de las alianzas estratégicas con el sector productivo, las Universidades debemos jugar un rol activo en la capacitación y formación de la fuerza laboral mexicana. Ante la amenaza de pérdida de empleos o la reconfiguración de la industria, es esencial que los estudiantes, trabajadores y empresarios se adapten rápidamente a las nuevas condiciones del mercado.

Esto puede incluir la capacitación en áreas de innovación, digitalización, economía circular y sostenibilidad, lo cual será fundamental para la competitividad en un entorno de comercio internacional más restrictivo.

Finalmente, considero que las universidades debemos asumir una postura activa en la creación de políticas públicas que respondan a los efectos inmediatos de los aranceles. No basta con analizar la situación; es necesario proponer medidas concretas que puedan ser implementadas por el gobierno para proteger y fortalecer la economía nacional, tales como: políticas fiscales, incentivos a la inversión en tecnología o la creación de zonas de libre comercio a nivel regional.

Hay que explorar algunas otras estrategias para diversificar los mercados de exportación de México, buscando nuevos acuerdos comerciales y profundizando relaciones con otros países; y hay que crear un observatorio económico y comercial que monitoree los efectos de los aranceles y el desempeño del comercio internacional; con una plataforma de esta naturaleza, podemos ser un punto de referencia para el gobierno, los empresarios y la sociedad civil, proporcionando información actualizada y análisis rigurosos sobre cómo mitigar los efectos adversos de esta imposición arancelaria, #Palabra_de_Nicolaíta.