Por: Guillermo Salas Razo

 

El desarrollo de las cooperativas no se limita a la disponibilidad de recursos, sino que también requiere de instituciones y políticas adecuadas que actúen como impulsores de su progreso.

Aspectos como la agilidad administrativa, políticas comerciales e infraestructura configuran un círculo virtuoso que facilitaría su crecimiento sostenible.

Aplicar estas reflexiones a las cooperativas agroalimentarias en México permite identificar las grandes oportunidades clave para superar obstáculos históricos y estructurales que los limitan.

En primer lugar, la agilización administrativa resulta fundamental para empoderar a las cooperativas agroalimentarias, pues facilita su formalización y permite que accedan a programas de apoyo y financiamiento.

Simplificar los trámites administrativos mediante la digitalización de procesos no solo incrementa la eficiencia, sino que también elimina los costos asociados al tiempo y esfuerzo que invierten los pequeños productores para cumplir con regulaciones compleja; además de Incentivar la formalización a través de beneficios fiscales o programas específicos para cooperativas puede ser un primer paso hacia su consolidación.

Por otro lado, las políticas comerciales adquieren un papel protagónico, pues las cooperativas agroalimentarias suelen enfrentar barreras que encarecen insumos claves como maquinaria agrícola o tecnología, esenciales para modernizar sus procesos.

Con acuerdos comerciales que fomenten el intercambio regional se abrirían nuevas oportunidades para que estas cooperativas sean competitivas.

En cuanto al desarrollo de infraestructura este resulta igualmente crucial para conectar a las cooperativas con mercados más amplios. Inversiones en carreteras, transporte y telecomunicaciones facilitan la distribución eficiente de productos agroalimentarios, especialmente en las comunidades rurales donde la logística representa un desafío significativo.

Paralelamente, se deben considerar proyectos de energía sostenible que garanticen que las cooperativas puedan operar de manera continua y reduzcan su dependencia de fuentes energéticas que elevan sus costos de producción y operación.

Y algo fundamental y complementario en el desarrollo de estas cooperativas agroalimentarias es la inversión en educación y capacitación, indispensables para potenciar el capital humano dentro de las cooperativas.

Con programas de formación orientados a desarrollo de habilidades y desarrollo de competencias empresariales, se dotarían a los miembros de herramientas para optimizar sus operaciones y adaptarse a las demandas cambiantes del mercado.

Con este pretendo visualizar los grandes desafíos estructurales que enfrentan las cooperativas agroalimentarias en México y con ello, delinear estrategias integrales que transformen estos retos en oportunidades.

Las cooperativas agroalimentarias, al ser estructuras comunitarias, poseen un potencial único para promover el crecimiento económico local, reducir desigualdades y garantizar la sostenibilidad.

Sin embargo, para que este potencial se materialice, es imprescindible que las estrategias propuestas se implementen con un profundo entendimiento de las particularidades sociales, culturales y económicas; solo así se podrá concebir el desarrollo de nuestras cooperativas agroalimentarias y del desarrollo local, #Palabra_de_Nicolaíta.