Sara Rodríguez y Guillermo Salas Razo

 En un mundo tan cambiante e incierto como el que vivimos, surge la necesidad de formar a las nuevas generaciones a través de procesos de: pensamiento crítico, análisis de la realidad y en la participación en la toma de decisiones. Nos referimos a nuestros niños, los cuales representan el 20% del total de los mexicanos; es decir, uno de cada cinco habitantes en el país forma parte de la población infantil.

Nuestras infancias no son ajenas a los temas sobre el cambio climático, las tareas para la protección del medio ambiente, los desastres naturales, el consumo de productos que atentan contra su salud y desarrollo, el crecimiento demográfico y la pandemia por COVID-19.

Por eso, educarlos con un enfoque de sostenibilidad debe ser el punto de partida en la construcción y arraigo de los procesos de pensamientos críticos y reflexión sobre las necesidades de su entorno y las acciones que se pueden realizar para reducir el impacto negativo que este tiene.

Educar en la sostenibilidad debe ser tarea de todas las figuras educadoras de las infancias: familias, docentes, medios de comunicación, adultos cuidadores, investigadores y promotores de la cultura.

Por eso, en esta colaboración y en el marco de la celebración del Día del Niño, les hacemos un llamado a repensar la forma en que aseguramos que las infancias sean realmente sujetos de derecho, y que podamos ofrecerles las condiciones esenciales reales para su desarrollo.

 Dialoguemos con nuestros niños sobre temas de sostenibilidad y escuchémoslos para descubrir sus percepciones, preocupaciones y propuestas de solución.

Motivémoslos a leer y escuchar historias sobre temas complejos a través de la experiencia de otros representadas en narrativas sencillas y comprensibles, que les ayuden a comprender los fenómenos y características de su entorno.

Desarrollemos experimentos y juegos que les generen aprendizajes significativos.

Acerquémoslos más al contacto con el mundo natural y social que los rodea.

Fortalezcamos la convivencia y los vínculos familiares.

Inculquémosles la cultura del reciclaje, el intercambio y las donaciones.

 Eduquemos con un enfoque en la sostenibilidad mediante espacios de diálogo, mecanismos de participación y escucha de la polifonía de las perspectivas de niñas y niños en relación al mundo en el que viven.

 Nuestro llamado es también para las instituciones, a las que convocamos a hacer un trabajo permanente y sostenido; y ponemos de ejemplo la reciente “31 Edición del Tianguis de la Ciencia” desarrollada por nuestra Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde las niñas y niños acompañados de sus maestros y familia, pudieron tener ese encuentro formativo e inductor que propicia su pensamiento crítico y reflexivo sobre las necesidades de su entorno, y las acciones que se pueden realizar para reducir el impacto negativo que le afecta.

 Pero insistimos; se necesita un trabajo permanente y sostenido; así que nuestro llamado a las instituciones incluye a nuestra comunidad y a nuestros planes de desarrollo, para que a través de nuestras funciones sustantivas “investigación, docencia y difusión de la cultura” contribuyamos a la formación de nuestra niñez en este enfoque de sostenibilidad.

En nuestros niños están los futuros Nicolaítas que harán posible un México Sostenible, #PalabraDeNicolaíta.