Por: Guillermo Salas Razo
El campo mexicano ha sido históricamente uno de los pilares de la economía de nuestro país, no solo por ser el sector responsable de proveer alimentos para la población y generar divisas a través de las exportaciones, sino porque también emplea a una gran cantidad de personas. Sin embargo, en los últimos años nuestro campo a venido enfrentando numerosos desafíos que han afectado su productividad y rentabilidad.
En este 2024, la primera problemática que enfrentará el campo mexicano será la fuerte sequía que ha afectado a varios estados del país durante el 2023, pues la falta de lluvias y los cambios en el clima nos dejan una disminución en la producción agrícola y ganadera, lo que ha afectado a la economía de algunas regiones, con repercusiones en el abastecimiento de alimentos en todo nuestro territorio nacional; además, de que la sequía también ha provocado un aumento en los precios de los productos básicos, lo que está afectando directamente en la economía de las familias mexicanas.
Ante esta situación, otro desafío importante es para el Ejecutivo Federal; quien deberá asegurarse que el presupuesto asignado al sector agropecuario sea utilizado de manera eficiente y eficaz. Esto implica una correcta distribución de los recursos y una supervisión constante para garantizar que no se presenten casos de corrupción o malversación de fondos, como lo fue el caso SEGALMEX.
Quizá también resulte necesario que el Gobierno federal implementen medidas de apoyo y estímulos para los agricultores y ganaderos afectados por la sequía; como lo pueden ser, la condonación de impuestos, y la implementación de programas de irrigación y ahorro de agua.
Otro factor que se vislumbra que también podrá complicar aún más la situación del campo mexicano en el 2024, es la inflación; la cual aún se mantiene en niveles altos; lo que significa que los costos de producción de los alimentos seguirán aumentando, lo que sin duda impactará en la disminución de la rentabilidad de las actividades agropecuarias, y en el aumento de los precios en los productos para el consumidor final. Por tanto, para hacer frente a esta situación, el gobierno federal deberá implementar políticas que fomenten la competitividad y la productividad del sector agrícola, así como medidas para controlar la inflación y proteger el poder adquisitivo de la población.
Toda esta problemática tan específica de nuestro campo, quizá la podamos convertir en un gran e importante desafío: “La modernización de los métodos de producción y comercialización, la implementación de tecnologías que mejoren la productividad y sustentabilidad del sector, y la promoción de la investigación y el desarrollo agrícola”; un gran desafío que deberíamos asumir en este 2024 para asegurar la competitividad y el crecimiento de nuestro campo, #Palabra_de_Nicolaíta.